Evitando el desastre en los talleres participativos: Aprendizajes obtenidos al dar los PASOS que transformaron un conflicto en consenso

PASOS fue contratado para facilitar un taller de un proyecto sobre producción  sostenible de alimentos. Una de las principales cadenas de supermercados europeos tiene una línea de productos que cumplen con una serie de requisitos de sostenibilidad en su producción: bajo consumo energético y de materiales, consumo responsable de agroquímicos y, como criterio innovador, se ha incorporado la reducción del consumo de agua. En esta línea se ha querido incluir a productos del sur y el levante español, por lo que se han encontrado con la dificultad de establecer criterios e indicadores comunes para una zona con tanta diversidad ambiental y social y con una enorme complejidad en los problemas del agua. Por ello, han decidido realizar un proyecto experimental con algunos productores para ver cómo reducir el consumo de agua en parcela. Y aquí entramos nosotros como facilitadores en dos talleres participativos con los productores, experiencia muy enriquecedora que queríamos compartir.

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Nos gustaría comenzar diciendo que los problemas del agua no se solucionan mejorando la eficiencia en las fincas si estas medidas no van acompañadas de una política activa de control de la extensión del regadío en zonas con estrés hídrico y de respeto de los requerimientos hídricos de los ecosistemas, cosa que no ocurre en la actualidad. Aún así, no deja de ser importante consolidar y mejorar el funcionamiento de los regadíos actuales. El consumo de agua en la producción agrícola depende de multitud de factores como el tipo de suelo, calidad del agua (salinidad), tipo de cultivo, tipos de variedades, edad de las plantaciones, producción perseguida o criterios de calidad que les exigen (calibre del fruto). Todos estos criterios son utilizados cada día por los agricultores para decidir cómo van a regar o qué medidas de mejora pueden implementar, siempre teniendo en cuenta que el factor rentabilidad es primordial y que, como cualquier profesional, buscan poder vivir de su producción. Es por ello que los problemas del agua están estrechamente conectados a los del mercado global de alimentos, la especulación con ellos o con la tierra. Os podéis imaginar lo difícil que resulta establecer un criterio homogéneo de “sostenibilidad en el uso del agua” para la producción de alimentos.

 En el primer taller en 2013 realizamos un diagnóstico sistémico colectivo de los factores que influyen y afectan al ciclo del agua en parcela y en planta (post-cosecha). Divididos en dos grupos, uno por espacio, mediante post-it todos los participantes fueron analizando, primero individualmente, y luego colectivamente, todas las fases del ciclo del agua, y sus problemáticas. Una vez obtenidos los problemas, los analizamos mediante un red de problemas, distinguiendo los problemas de sus consecuencias, y visualizando cuales eran los problemas “nodo” sobre los que era más eficaz actuar. Luego se establecieron posibles soluciones, y se evaluaron la eficacia y la viabilidad de las mismas.

Llegamos al segundo taller en 2014 con los compromisos obtenidos en el anterior taller muy poco desarrollados. A pesar de ello, en principio el único objetivo del mismo era discutir con los productores las medidas que iban a implementar para alcanzar un umbral de uso del agua previamente decidido. Nos pidieron que moderáramos el debate sin desarrollar dinámicas de participación. Como necesitábamos más información para poder elaborar una propuesta de trabajar para el taller, llamamos previamente a algunos de los productores para conocer sus impresiones con respecto al proyecto y la postura que iban a llevar al taller. Así supimos que no estaban de acuerdo con la propuesta de límite para el riego y que no lo veían realista para sus posibilidades. El conflicto era previsible: la empresa tenía un objetivo con el taller que partía de una asunción errónea y había intereses económicos de por medio. Y así fue, tal y como comenzamos la primera ronda de intervenciones la discusión saltó.

 Para nosotros fue un gran esfuerzo pues, si bien preveíamos que podía saltar el conflicto, sólo nos habían encargado la facilitación de una reunión informativa (agenda, tiempos, logística, cumplir objetivos, moderación, etc.), a la que tuvimos que “improvisar” herramientas y dinámicas de grupo para realizar una reunión de toma decisiones, lo que conllevaba mediar entre las partes y transformar el conflicto en consenso. Readaptamos la agenda para tener espacios en los que abordar los puntos de no acuerdo y trabajarlos, uno a uno, creando espacios de información, diálogo-negociación y construcción de soluciones para los mismos. En estos espacios se pudo entender la postura de todas las partes en el conflicto, así como cuáles eran sus límites. A partir de ahí, bajo la premisa del gana-gana (win-win), se buscaron soluciones que fueran buenas para todos. Este proceso requirió de una moderación-facilitación muy directiva a la hora de plantear las dinámicas, y muy activa a la hora de ayudar a construir los consensos. Ha sido nuestra primera mediación-transformación de un conflicto en consenso y la verdad es que un gran aprendizaje.

 Estas son algunas de las enseñanzas que hemos obtenido:

  • Hay que dejar claro desde el principio que la mejor solución es en la que todos ganen, o al menos en la que todos salgan ganando aunque pierdan cosas por el camino y que eso es realmente posible si todos ayudan a construir la solución final. Partiendo de ahí, hay que fomentar una energía constructiva entre todos, y no una energía de confrontación de unos intereses sobre otros.

  • Es importante prever los conflictos, haciendo un trabajo previo de empatía sobre las posturas que se van a sentar a la mesa y los posibles puntos de bloqueo en la negociación de manera previa. Esa preparación previa nos ayudó a resolver la situación satisfactoriamente. Hay que estar preparado, y si no, hay que saber adaptarse con suficiente rapidez para canalizar el conflicto a buen puerto.

  • Es clave contar con la visión de un experto independiente que aporta datos contrastados sobre la cuestión a dirimir, ya que ayuda a centrar la discusión sobre cuestiones factibles y sobre datos obtenidos de manera independiente a los intereses de cada una de las partes.

  • Ser neutral en la mediación entre las personas, pero no con las ideas y propuestas. Potenciar aquellas que van en un sentido constructivo en la línea del gana-gana y no aquellas que nos separan del consenso y nos mantienen en el conflicto. Esa potenciación pasa por visibilizar este tipo de ideas, parafraseándolas en voz alta para que queden claras para todos, y marcándolas como una posibilidad hacia el consenso. Así mismo, hay que visibilizar aquellas propuestas que a nuestro entender nos separan del consenso -“no queremos ir en esta dirección”-.

  • El facilitador debe comprobar, antes de dar por cerrado un consenso, que todas las personas están satisfechas con él y nadie guarda desacuerdos u objeciones, y en caso de que los haya debe visibilizarlos para evitar que se den falsos consensos y prevenir los conflictos que puedan generar.

  • Hacen falta varios facilitadores y repartirse los roles. Fuimos tres: moderación, síntesis y logística. Una facilitación de este tipo requiere muchísima concentración y no se puede escapar ni un detalle, por ello recomendamos ir siempre en equipo y con unos roles asignados desde el principio hasta el final.

  • Finalmente, lo importante es el proceso, realizar talleres sueltos sin continuidad en medio puede llevar al no cumplimiento de consensos y a la emergencia de conflictos.

 ¡¡Esperamos que os sirvan por si os encontráis una situación similar!!